El Circuit Barcelona-Catalunya alberga un año más este Gran Premio, que se ha consolidado en el calendario de MotoGP desde que fuera incluido por primera vez en 1992, para aprovechar el éxito que por aquel entonces ya tenían pilotos españoles y las grandes oleadas de aficionados que movilizaban. Es una apuesta segura, que volverá a atraer a miles de aficionados en un fin de semana donde el motor y la velocidad son los verdaderos protagonistas.

Aunque inaugurado en 1991, todo comenzó en 1989, cuando la Generalitat de Catalunya, la alcaldía de Montmeló y el Real Automóvil Club de Catalunya (RACC) unieron sus esfuerzos para construir un circuito que estuviera a la altura de una ciudad como Barcelona. En la actualidad es todo un clásico en el mundo del motor, querido y apreciado por pilotos, marcas y aficionados, situado a tan solo 25 kilómetros de Barcelona. De hecho, se trata de uno de los circuitos más utilizados por los equipos europeos durante el invierno para realizar entrenamientos y ensayos.

Es un trazado moderno, uno de los mejor diseñados de última generación, que mide 4.675 metros y tiene 14 curvas (seis a la izquierda y ocho a la derecha). Su recta más larga es de 1.047 metros y tiene capacidad para más de 104.000 espectadores.

Además, es sede de numerosas estrellas españolas de este deporte, como Marc Márquez, Jorge Lorenzo, Dani Pedrosa, Maverick Viñales y los hermanos Aleix y Pol Espargaró.

El Circuito de Montmeló hace una apuesta clara por la sostenibilidad, incorporando en su gestión aspectos medioambientales, sociales y económicos, siempre de forma coherente. Por ello recurre al uso de energía renovable 100%, a la donación de alimentos, a la gestión de residuos, al cuidado del entorno del circuito, etc.