Descubriendo el sudeste asiático: Tailandia

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Os dejamos la visión de una turista española que estuvo en Tailandia:
«Hace unos meses, mis amigas y yo decidimos realizar un viaje para celebrar el final de curso de la universidad. Estuvimos discutiendo sobre los diferentes destinos pero, sin duda, Tailandia fue el que más nos llamó la atención.
Nuestra idea era conocer el país en su totalidad -dentro de lo posible-, por lo que decidimos empezar recorriendo las ciudades del norte, para más tarde ir al sur, y acabar visitando la capital, Bangkok.
Así que nuestra aventura comenzó en Chiang Mai, tierra conocida por la cantidad de santuarios de elefantes que posee. ¡Atención con esto!, si estas pensando visitar uno de estos lugares hay que saber elegir bien, ya que el maltrato está a la orden del día. Así que lo más importante será huir de los sitios en los que los animales son obligados a hacer espectáculos circense o donde se incluye la posibilidad de pasear sobre ellos; y centrarnos en los sitios donde el principal atractivo es cuidarlos. Según FAADA (Fundación para el Asesoramiento y Acción en Defensa de los Animales), si estás interesado en ver elefantes, se recomienda visitar The Elephant Nature Park, que se encarga de recoger elefantes que han sido maltratados, o usados en paseos o shows. Nuestra experiencia allí fue de 10, ya que fuimos testigos de lo felices que estos animales eran en el santuario. Al principio nos informaron sobre el maltrato que los elefantes habían sufrido y sus consecuencias en el presente, luego tuvimos la oportunidad de alimentarlos, pasear junto a ellos, bañarlos o jugar en el barro. Fue una experiencia inolvidable.
Aprovechando que Chiang Mai está cerca de Chiang Rai, decidimos hacer una visita a la famosa ciudad conocida por el Templo Blanco o Wat Rong Khun. Nosotras realizamos una excursión de un día, ya que la ciudad es pequeña y el mayor atractivo es esta atracción turística que, por cierto, es bastante popular viendo la cantidad de turistas que había.
Tras los primeros días del norte le llegó la hora al sur. Viajamos desde Chiang Mai a Krabi en avión (haciendo escala en Bangkok). Krabi es una de las ciudades costeras más populares de Tailandia y una de las paradas obligatorias del país. Allí tuvimos la oportunidad de explorar las islas “desiertas” de las famosas fotos de Internet. Arena blanca, aguas cristalinas, palmeras verdes, etc., en definitiva, el paraíso. Pero también hubo tiempo para conocer la parte más mística de Krabi gracias a la visita al Templo del Tigre o Wat Tham Sua. Para aquellos que estéis pensando en ir a visitarlo, ¡cuidado!, necesitareis buena preparación física y mucha agua. Bueno, buena preparación física no, pero esos 1400 escalones no los sube todo el mundo (a nosotras nos costó lo suyo).
Tras unos cuantos días en Krabi fue el momento de visitar Phi Phi Island, a la cual llegamos en ferri. Phi Phi es, quizás, la más orientada al turismo de todas las ciudades a las que fuimos. Ni peor ni mejor, pero es normal allí ver todos los carteles traducidos al inglés, la comida cocinada al estilo occidental y el gran número de turista que por allí pasean. Es la isla donde debes ir si quieres fiesta y desfase, aunque también tiene sus momentos de tranquilidad y paz.
Tras Phi Phi nos dirigimos hacia Phuket, nuestra última parada antes de Bangkok. Phuket es lo contrario a Phi Phi, tiene un ambiente muy familiar y más tranquilo. Nosotras nos alojamos en una zona llena de Resorts y bastante alejada del centro, aunque transportarse es bastante sencillo con los tuk-tuk y los taxis. Algo curioso que pasó mientras estábamos en la ciudad es que se celebraba el año nuevo tailandés o Songkran (13 de abril), una fiesta que no te dejará indiferente, ya que consiste en tirarse agua los unos a los otros y ensuciarse con polvos de talco. Es una fiesta muy divertida pero hay que tener cuidado, ya que los tailandeses no tienen límite y les da igual que lleves el móvil o que vayas en moto, ellos te mojarán con las pistolas de agua, con mangueras e incluso con cubos.
Tras Phuket ya nos dirigimos a Bangkok, última parada de nuestro viaje. Bangkok es otro mundo totalmente diferente del que habíamos visto en el resto de ciudades. Es una ciudad mucho más moderna, más cosmopolita y tiene ese aire a ciudad de capital tan común. Hay de todo y no faltan centro comerciales. Por lo tanto, si tu idea es hacer compras mi recomendación es que las dejes para Bangkok, donde encontrarás una gran selección de productos. Mientras estábamos en Bangkok aprovechamos la oportunidad y fuimos a ver Ayutthaya, una ciudad cercana a la capital famosa por sus templos y ruinas. En Bangkok también tuvimos la oportunidad de seguir viendo templos, y uno de los más bonitos fue el Templo del Buda Esmeralda o Wat Phra Sri Rattana Satsadaram, que se encuentra dentro del Gran Palacio.
Viajar a Tailandia ha sido una experiencia increíble, ya que pudimos ser testigos de una cultura totalmente diferente a la nuestra, donde no todo gira en torno a lo que tenemos sino a lo que somos. En total estuvimos 17 días recorriendo el país, pero no fueron muchos ni se hizo largo, ya que un viaje como este requiere tiempo para disfrutar de cada rincón.

Como recomendaciones generales diría:

¡Cuidado con los monos!, los podemos encontrar en muchos lugares y nosotras tuvimos algunos altercados con ellos. No os confiéis porque son un poco ladrones.
Tailandia vive en el regateo. Es normal regatear los precios que te ofrecen, y ya no solo en los mercados, sino incluso a los taxistas.
Cuidado con el transporte, ellos conducen casi sin normas. La mayoría no lleva casco, no hacen caso a los carriles o no miden las velocidades, así que si estás pensando en alquilar un vehículo tenlo en cuenta.
Su comida puede llegar a ser muy picante, así que si te preguntan “¿spicy?”, piénsatelo antes de pedirlo.
Preparaos para ver templos (los hay en todas las ciudades y son preciosos) y comer Pad Thai, la comida típica de allí (buenísimo).
Y, por último, disfrutad del país, porque será algo que nunca olvidarás».